miércoles, 23 de marzo de 2011

Los Tres Cerditos (Cuento Infantil)


Al lado de sus padres, tres cerditos habían crecido 

alegres en una cabaña del bosque. Y como ya 

eran mayores, sus papas decidieron que era hora 

de que construyeran, cada uno, su propia casa.

Los tres cerditos se despidieron de sus papas, y 

fueron a ver cómo era el mundo.
El primer cerdito, el perezoso de la familia, decidió 

hacer una casa de paja. En un minuto la choza 

estaba ya hecha. Y entonces se fue a dormir.
El segundo cerdito, un glotón , prefirió hacer la 

cabaña de madera. No tardó mucho en construirla. 

Y luego se fue a comer manzanas.
El tercer cerdito, muy trabajador, optó por 

construirse una casa de ladrillos y cemento. 

Tardaría más en construirla pero estaría más 

protegido. Después de un día de mucho trabajo, la 

casa quedo preciosa. Pero ya se empezaba a oir los 

aullidos del lobo en el bosque.
No tardo mucho para que el lobo se acercara a las 

casas de los tres cerditos. Hambriento, el lobo se 

dirigió a la primera casa y dijo:

- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y 

tu casa tirare!.

Como el cerdito no la abrió, el lobo soplo con 

fuerza, y derrumbo la casa de paja. El cerdito, 

temblando de miedo, salió corriendo y entro en la 

casa de madera de su hermano.

El lobo le siguió. Y delante de la segunda casa, llamo 

a la puerta, y dijo:

- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y 

tu casa tirare!

Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo soplo 

y soplo, y la cabaña se fue por los aires. Asustados, 

los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de 

ladrillos de su otro hermano.

Pero, como el lobo estaba decidido a comérselos, 

llamo a la puerta y grito:

- ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y 

tu casa tirare!

Y el cerdito trabajador le dijo:

- ¡Soplas lo que quieras, pero no la abriré!
Entonces el lobo soplo y soplo. Soplo con todas 

sus fuerzas, pero la casa ni se movió. La casa era 

muy fuerte y resistente. El lobo se quedó casi sin 

aire.

Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no 

desistía.

Trajo una escalera, subió al tejado de la casa y se 

deslizo por el pasaje de la chimenea. Estaba 

empeñado en entrar en la casa y comer a los tres 

cerditos como fuera. Pero lo que él no sabía es que 

los cerditos pusieron al final de la chimenea, un 

caldero con agua hirviendo.

Y el lobo, al caerse por la chimenea acabo 

quemándose con el agua caliente. Dio un enorme 

grito y salió corriendo y nunca más volvió. 

Así los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y 

tanto el perezoso como el glotón aprendieron que 

solo con el trabajo se consigue las cosas.

FIN

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